jueves, 26 de febrero de 2009

Pobreza y programas asistenciales en México desde el

Pobreza y programas asistenciales en México desde el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia
Introducción
En México se han desarrollado a lo largo del tiempo programas que atienden los problemas de pobreza, principalmente estructurados a través de la Secretaría de Desarrollo Social. Inicialmente pensé realizar un análisis de los programas antipobreza, en los cuatro últimos sexenios: 1988-1994, Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL); 1994-2000, Programa de Educación, Salud y Alimentación (PROGRESA); 2000-2006, Programa de Desarrollo Humano Oportunidades; 2006-2012, Programa Vivir Mejor contra la Pobreza Extrema, pero en la reflexión de comentarios a lo largo de los grupos de trabajo y foros me percate de que se han desarrollado muchos análisis al respecto y el estado del arte es vastísimo para que en esta monografía pudiese abordar algún tema de interés y no atendido anteriormente.
En la búsqueda de información y de las lecturas realizadas me percate de la importancia de abundar sobre el tema de las familias, en tanto se generan mediciones de la pobreza considerando indicadores que toman como unidad de análisis a los hogares. En esa lógica me detuve a pensar en una institución que desde hace ya mucho tiempo ha despertado mi interés: el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), toda vez que es el organismo encargado de la asistencia social en el territorio nacional, lo que como política pública tiene como objetivo la atención de los grupos marginados y vulnerables.
Otra de las razones que me han movido al desarrollo de esta monografía es que el DIF define como su visión el desarrollo de políticas públicas con perspectiva familiar y comunitaria, que identifico, ya sea contraria a la perspectiva de género, o que puede desplazarla.
Las mediciones para atender la pobreza en México.
A partir del año 2002 se conforma el Comité Técnico de Medición de la Pobreza en México, que ha propuesto la metodología basada en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los hogares (ENIGH) que realiza el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), con ella se registra el ingreso per cápita total por persona como el indicador de bienestar, incluyendo ingresos monetarios como no-monetarios. En el año 2004 entra en vigor la Ley General de Desarrollo social, por la que la definición, identificación y medición de la pobreza recae en el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (CONEVAL).
Según la metodología oficial, existen tres líneas de pobreza: “pobreza alimentaria”, identifica a población cuyo ingreso es inferior al necesario para adquirir una canasta suficiente de alimentos; “pobreza de capacidades”, que se refiere al ingreso que permite cubrir las necesidades mínimas de alimentación, pero que es insuficiente para realizar la inversión necesaria en la educación y la salud para cada miembro del hogar; “pobreza de patrimonio”, considera la población que cuenta con el ingreso suficiente para cubrir sus necesidades mínimas de alimentación, educación y salud (superior a la línea de pobreza de capacidades), pero que no les permite adquirir los mínimos aceptables de vivienda, vestido, calzado y transporte, para cada uno de los miembros del hogar.
El CONEVAL como responsable de establecer los lineamientos y criterios para la definición, identificación y medición de la pobreza, obligatorios para las entidades y dependencias públicas implementadoras de programas de desarrollo social, resuelve que la información que debe emplearse es la que genere el INEGI, y debe contener al menos los siguientes indicadores: ingreso corriente per cápita; rezago educativo promedio en el hogar; acceso a los servicios de salud; acceso a la seguridad social; calidad y espacios de la vivienda; acceso a los servicios básicos en la vivienda; acceso a la alimentación; y grado de cohesión social.
Medición y ocultamiento.
De acuerdo a la reunión de expertos sobre pobreza y género de la CEPAL, además de la recomendación de medir el ingreso per cápita, se planteo que un aporte especialmente importante del enfoque de género a la comprensión de la pobreza era su capacidad para mejorar la comprensión del funcionamiento de los hogares, visibilizando las asimetrías de poder entre sus miembros, las desigualdades en relación con la toma de decisiones y la distribución de recursos. De esta manera, contribuía a abrir la “caja negra” del hogar y a entenderlo más como una trama de relaciones en las cuales está presente tanto el conflicto como la solidaridad, y no como una unidad en la cual todos los miembros tienen las mismas necesidades y gozan de igual acceso a los recursos. (CEPAL, 2003)
Es importante diferenciar a la familia del hogar o unidad doméstica. Las unidades domésticas son grupos residenciales conformados por un conjunto de personas -ligadas o no por lazos de parentesco- que comparten la vivienda, un presupuesto común y una serie de servicios y actividades imprescindibles para la reproducción cotidiana de sus miembros. Las familias se constituyen sólo a partir de relaciones de parentesco, que se liga con un sistema de jerarquías, vínculos y reciprocidades sociales por las que cada integrante ocupa una determinada posición social. Las familias no siempre comparten un mismo espacio residencial. Cuando las investigaciones se centran en la unidad doméstica tienden a destacar aspectos socio estructurales y económicos (la manera en que se satisface el consumo, la distribución del gasto doméstico, las actitudes y conductas y/o estrategias adoptadas para lograr algún bien u objetivo en pro de la colectividad, etc.). Esta línea de reflexión suele predominar en aquellas situaciones en las que adquieren relevancia las funciones económicas de la familia. Cuando se enfatizan aspectos socio simbólicos y culturales, la formación de los valores y la afectividad, es la familia la dimensión que sale a relucir. Familia y unidad doméstica son conceptos que necesariamente se superponen y complementan. (Oliveira, 2003)
EI problema de las mediciones de pobreza que tienen el hogar como base, es que vuelven invisibles las desigualdades dentro del hogar respecto a fines y medios, ejemplo de ello es la distribución desigual de la comida en la familia: alimentar primero a los hombres, en particular a los hombres adultos, y darles las raciones más escogidas y abundantes. Las normas y valores que justifican esas prácticas son suscritas por hombres y mujeres por creencias culturales sobre las necesidades y contribuciones relativas de los diferentes miembros del hogar, así como temores sobre las consecuencias de violar prácticas aceptadas e ideologías de altruismo y autosacrificio femeninos. Las desigualdades en la distribución de los derechos materiales se traducen en desigualdades en la satisfacción de las necesidades básicas. Además, los derechos asimétricos producen una diferencia importante en las trayectorias por las que diferentes miembros del hogar se vuelven más pobres. La dimensión de género en los procesos de pobreza emana del acceso limitado de las mujeres a los derechos materiales, y de su dependencia desproporcionada de los normativos. (Kabeer, 1994)
De los aportes de género al análisis de la pobreza se pueden sintetizar los siguientes aspectos principales: a) Destacan la heterogeneidad de la pobreza y, por tanto, aportan a su mejor comprensión y a un diseño más ajustado de las políticas para erradicarla; b) Permiten una nueva mirada que relaciona el comportamiento de hombres y mujeres; c) Mejoran el análisis del hogar, destacando en especial las asimetrías de poder tanto de género como de generaciones al interior de ellos; d) Aportan una perspectiva multidimensional de la pobreza, con el análisis de los múltiples roles desarrollados por hombres y mujeres; e) Permiten apreciar otras discriminaciones que se combinan con las de género como las de edad y etnia; y f) Agregan una visión dinámica del fenómeno de la pobreza al mostrar sus cambios en el tiempo. (Arriagada, 1998)
La pobreza tiene impacto en la esfera doméstica. Las formas de organización y convivencia familiar se han modificado en unos aspectos y permanecido inalteradas en otros; el modelo del jefe-proveedor exclusivo ha perdido vigencia; se han reestructurado las estrategias de organización familiar y se han alejado de los patrones tradicionales las formas de convivencia entre géneros y generaciones, aunque persisten fuertes inequidades en el interior de las familias y entre sectores sociales. Conforme el nivel de escolaridad y de recursos económicos es más bajo, la subordinación de las mujeres es mayor. Sin embargo, las nuevas imágenes que surgen sobre el papel de las mujeres en el contexto global han coadyuvado al cuestionamiento de los modelos tradicionales de familias y a la redefinición del papel de los varones. Las concepciones idealizadas sobre la familia operan como elementos de resistencia, como obstáculos hacia e! logro de formas alternativas de convivencia familiar menos conflictivas y más igualitarias donde hombres y mujeres compartan el ejercicio pleno de sus roles de esposos / as, padres y madres, sin que las mujeres tengan que optar por la domesticidad en detrimento de su desarrollo personal. El incipiente proceso de desinstitucionalización de la vida familiar en algunos países y sectores sociales, y la flexibilización de los modelos de autoridad familiar, responden a las tendencias hacia la mayor individuación y autonomía personal, pero no pretenden quebrar el rol de sostén económico, emocional e identitario que ha tenido históricamente la familia en nuestra sociedad. (Oliveira, 2003)
La perspectiva de género sobre la pobreza hace énfasis en que el ingreso doméstico no se puede equiparar al bienestar individual, por lo que es fundamental la desagregación de información y de estrategias para asegurar que la reducción de la pobreza se traduzca en resultados equitativos en el seno del hogar, con atención a los medios y a los fines. La equidad de género implica reconocer que las necesidades pueden ser priorizadas de manera diferente por mujeres y hombres, y que los derechos pueden tener diferentes impactos para su autoestima y su autonomía. (Kabeer, 1994)
Hipótesis de trabajo.
La política asistencial en México, por medio del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, promueve el ocultamiento de la situación de las mujeres en las familias mexicanas por medio de la inclusión de la perspectiva de familia, lo cual lleva a que los programas de tipo asistencial no sean eficaces para el combate contra la pobreza.
Perspectiva de género versus perspectiva de familia
El 18 de diciembre de 2002, la resolución 57/164 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, “Preparación y observancia del décimo aniversario del Año Internacional de la Familia”, determina en algunas de las argumentaciones:
“…Recordando que en los instrumentos pertinentes de las Naciones Unidas sobre derechos humanos así como en los planes y programas de acción mundiales correspondientes se pide que se conceda a la familia la más amplia protección y asistencia posible, teniendo presente que en diferentes sistemas culturales, políticos y sociales existen diversas formas de familias,
Destacando que la igualdad de mujeres y hombres y el respeto de los derechos humanos de todos los miembros de la familia son esenciales para el bienestar familiar y de la sociedad en general, y señalando la importancia de conciliar el trabajo con la vida familiar, …”
Y en su resolución tercera, establece:
“3. Exhorta a los órganos de las Naciones Unidas, organismos especializados, comisiones regionales y organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales interesados, en especial las organizaciones relacionadas con la familia, a que hagan todo lo posible para poner en práctica los objetivos del décimo aniversario del Año Internacional de la Familia, integrando la perspectiva de familia en los procesos de planificación y adopción de decisiones;”
Más allá de esta resolución, no existe otro documento que trate la perspectiva de familia o familiar en la ONU, aunque según se ha encontrado el Instituto de Política Familiar (IPF) impulsa la perspectiva de familia y promueve que se considere a la familia como “patrimonio de la humanidad” en Naciones Unidas. Hertfelder, presidente del IPF, en entrevista declaró:
“a través de esta importantísima iniciativa de los Objetivos del Milenio se están promoviendo, junto a otras muchas acciones que deben ser valoradas muy positivamente, dos de los ataques más graves que en nuestro tiempo soporta la familia: la ideología radical de género y los llamados derechos de salud sexual y reproductiva”
En México se realizó en junio de 2008 el Primer Congreso Mexicano de Parlamentarios y Gobernantes por la Vida y la Familia con el objetivo de constituir un grupo de coordinación permanente e institucional entre políticos de distintos grupos y tendencias pero que destacan por su acción de gobierno con perspectiva de familia.
Más allá de las diferentes notas y referencias sobre grupos –caracterizados por su tendencia conservadora y de derecha– para el análisis tomaré el marco referencial sobre la perspectiva familiar y comunitaria que define el Sistema Nacional DIF.
Según este marco referencial, la familia: Es la que prepara a las personas para ser responsables no sólo de las generaciones que las anteceden sino también de las que vendrán; La familia educa en la lengua, la higiene, las costumbres, las creencias, las formas de relación legitimadas socialmente y el trabajo; La familia desempeña funciones clave, uno de suma importancia es el proveer los conocimientos, habilidades, virtudes y relaciones que permiten que una persona viva la experiencia de pertenencia a un grupo social más amplio; La familia introduce a las personas que la constituyen en el compromiso con las normas justas, con el cumplimiento de sus deberes, con la búsqueda no sólo de bienes placenteros sino de bienes arduos que exigen esfuerzo, constancia, disciplina. Desarrollo Integral de la Familia: Es el proceso que orienta al conjunto de capacidades y competencias adquiridas por los miembros de la familia, a potenciar los vínculos establecidos interna y externamente, así como a aminorar y/o superar la vulnerabilidad, según su circunstancia. Cultura familiar y comunitaria: Es aquel conjunto de valores, costumbres, hábitos, actitudes y formas de interrelación que refuerzan, fomentan o detonan las dinámicas de integración familiar y comunitaria, y como consecuencia previenen los riesgos de la vulnerabilidad y la exclusión social. Perspectiva Familiar y Comunitaria: Es el enfoque que revalora a la persona a través de su dimensión familiar y comunitaria, parte del reconocimiento a la dignidad de la persona humana, como fin en sí mismo, y opera mediante el desarrollo integral de la familia y la relación con otras instancias, en especial, con la comunidad.
Siguiendo el mismo marco de referencia, la perspectiva familiar y comunitaria identifica a la mujer como un miembro fundamental en la familia, como persona en igualdad de derechos, y considera necesario revertir una cultura arraigada en la discriminación de cualquiera de sus miembros, lo que necesariamente deberá estar en relación con el concepto de diacronía social. Se habrá de tener siempre en cuenta que esto no supone voluntarismo. Define “Política Familiar” como: la que construye la familia, y que el Estado reconoce y propone como un bien para todos. El sujeto activo, el protagonista, es la familia; el Estado es subsidiario, y reconoce el bien que supone para el propio Estado que la sociedad se reconstruya desde dentro. Para esto, es necesario que sean las propias familias y las organizaciones de la sociedad civil quienes manifiesten lo que necesitan para el mayor crecimiento de sus miembros y la mejor respuesta a su misión social. Asimismo, define a la “Política Pública con Perspectiva Familiar y Comunitaria” al conjunto de medidas o instrumentos de la política pública social que, de una manera articulada, global, transversal e integral, están encaminadas a reconocer, apoyar, proteger y promocionar a la familia y sus tareas insustituibles que lleva a cabo. En las conclusiones del texto se registra: La familia es la forma de vida social mejor adaptada para asegurar la educación, la presencia, la solidaridad y las diversas atenciones.
A pesar de que en este marco de referencia se hace alusión a la perspectiva de género como un enfoque que acompaña a la perspectiva de familia, solo cabría que se considerasen los roles que actualmente desempeñan las mujeres en las familias para identificar en quien recae la educación, la presencia, la solidaridad y las atenciones familiares.
El Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia
El Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia tiene presencia en todas las entidades federativas de la República Mexicana, para las que cuentan con su sistema DIF estatal cada una de ellas, además de la presencia estatal, en el nivel municipal tiene cobertura en al menos mil 100 municipios de un total de 2 mil 445, constituyéndose en una red de redes con el DIF Nacional.
Sus objetivos estratégicos son: Coordinar el Sistema Nacional de Asistencia Social Pública y Privada para brindar servicios en la materia por medio de programas, lineamientos y mecanismos de seguimiento y operación; Fortalecer e impulsar el desarrollo integral de la familia, a través de la promoción y aplicación de políticas públicas, programas y acciones; Promover la igualdad de oportunidades para el desarrollo de la persona, la familia y la comunidad, en situación de riesgo o vulnerabilidad social; Prevenir los riesgos y la vulnerabilidad social con la participación corresponsable del individuo, la familia y la comunidad, bajo el principio del desarrollo humano sustentable; Profesionalizar los servicios de asistencia social mediante el diseño y la aplicación de modelos de atención, criterios normativos de calidad, competencias laborales, investigaciones y sistemas de información; Difundir y promover el respeto a los derechos de la infancia en coordinación con organismos internacionales, gobiernos, iniciativa privada y organizaciones de la sociedad civil.
Su programa de atención a la infancia y adolescencia, tiene prevista la atención a niñas, niños y adolescentes fronterizos; Trabajo infantil urbano marginal; Prevención de riesgos psicosociales; Programa de prevención y atención de embarazos en adolescentes (PAIDEA); Promoción y difusión de los derechos de la niñez; Atención a la salud del niño; Centros de asistencia infantil comunitarios (CAIC); Centros asistenciales de desarrollo infantil (CADI); De la calle a la vida; Programa de atención integral a niñas, niños y adolescentes en desamparo; y Desayunos.
El programa de atención a familias y población vulnerable, consiste en: Asistencia jurídica familiar; Atención a la violencia intrafamiliar y maltrato al menor; Protección a la familia con vulnerabilidad; Boletín del sistema de aseguramiento de calidad alimentaria; Desarrollo comunitario “comunidad diferente”; Atención integral a personas adultas mayores sujetas de asistencia social, y Campamentos recreativos.
Además tiene un programa para atender a personas con discapacidad con diferentes acciones, así como el programa para la atención de adultos mayores y en materia de prevención, atiende: Prevención de la discapacidad; Prevención de la explotación sexual comercial infantil; Prevención de embarazos en adolescentes; y Prevención de riesgos psicosociales.
Como se puede constatar el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de las Familias, conformado en la red de redes constituye una de las instituciones de mayor consolidación geográfica y de atención a muchas de las necesidades de población con mayores necesidades económicas y con status de vulnerabilidad.
Programa Anual Institucional del Sistema Nacional DIF
De acuerdo al programa en el año 2008 del Sistema Nacional DIF, realizará los siguientes: Programas y Estrategias Institucionales: I. Programa de Atención a Personas con Discapacidad; II. Programa para la Protección y el Desarrollo Integral de la Infancia; III. Programa de Atención a Familias y Población Vulnerable; IV. Programa para el Desarrollo de Políticas en Materia de Asistencia Social; y Programas de Innovación a la Calidad.
Para el propósito del análisis me centraré a la revisión del programa de atención a familias y población vulnerable, para la que se subdivide el programa en las siguientes acciones: a) Estrategia Integral de Asistencia Social Alimentaria (EIASA); b) Estrategia Integral de Desarrollo Comunitario “Comunidad DIFerente”; c) Asistencia Social y Jurídica a Familias; y d) Atención a Personas y Familias en Desamparo.
La estrategia integral de asistencia social alimentaria tiene como objetivo: contribuir a mejorar las condiciones nutricias de los sujetos de asistencia social, involucrando a la familia y la sociedad de manera organizada y brindando los elementos formativos a la población atendida para mejorar sus condiciones de manera sostenible. Para alcanzar el objetivo se basan en 7 políticas que determinan las prioridades a atender, de las que para el tema que se aborda cabe mencionar las siguientes:
“1. La familia es la unidad básica de crecimiento de nuestra sociedad, en donde las personas se relacionan a través de lazos conyugales, filiales, fraternales o parentales, con funciones naturales y sociales orientadas hacia el desarrollo integral de sus miembros y el bien común de la sociedad y reciben los fundamentos básicos de su desarrollo. Por lo tanto las estrategias contemplan a la familia de manera integral, como el eje articulador de los programas y acciones.
5. Todo programa buscará, desde el diseño, contar con la aceptación del sujeto de asistencia social que es a su vez miembro de una familia y una comunidad. Esto implica que deberán ser necesarios, satisfactorios y adecuados a las prácticas culturales y familiares de sus destinatarios. Por tanto, deben involucrar a los sujetos de la asistencia en la toma de decisiones para que la estrategia se adapte al destinatario y no el destinatario a la estrategia.”
Impulsar procesos de organización comunitaria y participación social (en localidades de alta y muy alta marginación), tendientes a la generación de capacidades que permitan a los actores sociales promover y gestionar procesos de desarrollo integral en el marco de sus contextos locales es el objetivo de la estrategia integral de desarrollo comunitario “Comunidad DIFerente”. Entre las políticas y estrategias de operación destaca: Impulsar un modelo de prestación de servicios asistenciales para centros de desarrollo comunitario de DIF.
La estrategia de asistencia social y jurídica a familias, se divide en los rubros: Asistencia Jurídica Familiar; Atención a la Violencia Intrafamiliar y Maltrato al Menor; Regularización Jurídica de Menores y Adopciones; y Enlace y Coordinación con Procuradurías de la Defensa del Menor y la Familia.
Para la asistencia jurídica familiar, se determina en sus políticas o estrategias de operación: Brindar los servicios de apoyo, orientación social y jurídica a las personas en condiciones de vulnerabilidad, enmarcados en un esquema preventivo, buscando que los conflictos de intereses familiares se diriman por la vía conciliatoria y tiendan a la obtención de acuerdos que beneficien a las parejas involucradas y a la vez se evite que los menores sufran daños irreversibles en su esfera jurídica, psicológica y social.
Dar asistencia psicosocial a los menores entre 0 y 18 años de edad, que sufren violencia física, emocional o ambos, ejecutados por actos de acción u omisión, pero siempre en forma intencional, no accidental por padres, tutores o personas responsables de éstos, es el objetivo de la estrategia de atención a la violencia intrafamiliar y maltrato al menor, de sus política destaca: Definir las causas que generan la violencia familiar y el maltrato de los menores, para promover en las instituciones oficiales y privadas que proporcionen servicios asistenciales; Promover permanentemente la atención profesional y expedita de los servidores públicos que atiendan a los beneficiarios, proporcionándoles información psicológica y social suficiente sobre su caso en particular, los trámites subsecuentes, los tiempos de espera, así como los requisitos que debe satisfacer, asegurando su comprensión y completa satisfacción.
Para dar atención a personas y familias en desamparo se programan las acciones de atención a familias otorgando apoyos económicos de $300.00 y $600.00 pesos mensuales (30 y 60 dólares aprox.) denominados subsidio familiar y hogares familiares, respectivamente, para que la población en situación económica adversa, pueda mejorar sus condiciones de vida, además de otorgar apoyos en especie por única vez a población en desamparo para mejorar su calidad de vida y atender alguna situación emergente o de crisis y fortalecer la economía familiar por medio del servicio de enlace laboral dirigido a población abierta que deseé incorporarse al área laboral, con la posibilidad de colocar a los solicitantes en alguna de las empresas de intercambio que cuentan con vacantes.
Para la atención integral a niñas, niños y adolescentes en desamparo se plantea como objetivo la tención integral e individualizada, apoyándoles temporalmente en el marco de igualdad de oportunidades y equidad de género.
Cabe mencionar que para en esta estrategia define en sus metas a número de niñas, niños y adolescentes programados para su atención por sexo y rango de edad, asimismo para la atención Integral a las y los adultos mayores sujetos de asistencia social, las metas identifican el sexo, siendo el doble la atención de mujeres mayores en correspondencia con los hombres.
Como se aprecia las desigualdades de género no aparecen en materia de programación de esta institución, y cómo se había comentado, aunque en su marco referencial se alude a la perspectiva de género, en materia de implementación el género está ausente, dejando oculta la posición desigual de mujeres y hombres al interior de las familias. De la revisión de las estrategias y programas cabe mencionar que la intervención debe ser satisfactoria y adecuada a las prácticas culturales y familiares, por lo que la política no lleva a la transformación de posibles desigualdades que en la práctica se den al interior.
Otro tema es que los conflictos son dirimidos por la vía conciliatoria, sin tener en consideración la posible posición de desventaja de las mujeres, y en la consideración de que los acuerdos beneficien a las parejas involucradas, evitando daños a menores, puede llevar al planteamiento de que las mujeres deben mantener una posición altruista.
En otro sentido, se identifica que en la atención a personas y familias en desamparo, se pretende que mediante el ingreso económico se resuelvan problemas de pobreza, por lo que el enfoque se reduce a la satisfacción de necesidades básicas en sentido de los ingresos, sin la consideración de que la pobreza no sólo radica en la insuficiencia de medios económicos, sino en la capacidad para conseguir bienestar, como el planteamiento de Sen sobre el desarrollo de capacidades.
Las dificultades de acceso a servicios sociales para el cuidado de las familias no se incorpora en la temática del Sistema Nacional DIF, y los planteamientos de manera general recargan la responsabilidad en la familia, que en nuestras realidades se traduce en la recarga familiar en las mujeres, además de que el cambio que se ha dado a partir de los cambios estructurales en los noventa, lleva a que la recarga en la responsabilidad familiar de las mujeres también tenga implícito el ingreso de recursos económicos.
Como se ha referido en el hipertexto del seminario, según Adelantado, Noguera y Rambla (1999), las políticas sociales pueden familializar (asignar a las familias la provisión de recursos que realizaba el Estado, el mercado o el sector voluntario), o puede desfamiliarizar (trasladar al Estado, a asociaciones voluntarias o al mercado la provisión de recursos que realizaban las familias y la políticas sociales relativas a la esfera comunitaria pueden comunitarizar a las asociaciones voluntarias la provisión de recursos que realizaban las familias, el Estado o mercado, o a la inversa, descomunitarizar, trasladando a las familias, el Estado o el mercado la provisión de recursos que realizan las asociaciones voluntarias.
Conclusión
Mi apreciación sobre el tema abordado es que es importante dar seguimiento a las políticas que se están desarrollando en materia asistencial a través de esta institución, y hacer énfasis en el tema de las desigualdades de género al interior de las familias y las comunidades. Pues a pesar de que normativa y discursivamente se plantea la equidad de género, en el fondo, la posición de subordinación y desigualdad de las mujeres por los roles tradicionales de género al interior de las familias no son mencionados.
La institución que se ha analizado tiene importancia fundamental en la atención de la pobreza, pues su presencia en el territorio es amplia y consolidada, por lo que una propuesta que se plantea de este análisis es que el Observatorio de Género y Pobreza en México debiera tener dentro de sus temas de análisis y evaluación a esta institución y sus políticas.
Bibliografía
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Kabeer, Naila (1994). Realidades trastocadas. Las jerarquías de género en el pensamiento del desarrollo. Programa Universitario de Estudios de Género, UNAM; Instituto de Investigaciones Económicas, UNAM, y Editorial Paidós Mexicana, S.A. México, 1998.
Orlandina de Oliveira, Marina Ariza (2003). Acerca de las familias y los hogares: estructura y dinámica, en “Familia, trabajo y género: un mundo de nuevas relaciones”. Wainerman, Catalina (comp.). Fondo de Cultura Económica, S.A., Argentina.
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http://daccessdds.un.org/doc/UNDOC/GEN/N02/548/37/PDF/N0254837.pdf?OpenElement

Datos personales

Maestra en Políticas Públicas Comparadas. Especialista en Género y Polílticas Públicas. Doctoranda en Gobierno y Administración Pública